Los veinticinco cuentos de este libro se reúnen de cinco en cinco. Cada grupo lleva el nombre de un baile de salón. Desde el Bolero de la soledad –dolor, aislamiento, desengaño- hasta el Swing de los planetas –vida ficción, susurros de estrellas, sueños surrealistas- pasando por los Tangos del desamor, los Jazz del olvido y los Blues otoñales.

Sus narraciones parasitan la realidad más próxima. Eso hace que los lectores se sientan también reflejados en sus historias.

Por ejemplo, es posible que sepan de alguien que se ha llevado alguna vez un libro de una biblioteca o de una librería. La autora también conoció a un amigo que lo hizo. Y le dedicó un cuento precioso: “El ladrón y la librera”, escrito desde la doble perspectiva de los dos protagonistas.

Pueden haber ligado alguna vez por Internet con quien menos pensaba que lo hacía, como en “Amor en las redes”, y vivir el final como un tremendo desengaño. O tal vez han intentado superar la soledad de formas diferentes. La autora conoció a una amiga que lo consiguió de una manera sorprendente y sencilla, “Doña Soledad” ...