Fernando González Rivas, alférez de la Armada española, mata con una escopeta de caza al padre y al hermano de su novia. Condenado a muerte, desde la prisión a la que es confinado, el castillo de San Carlos, le escribe a su amigo de la infancia Santiago Leira, sacerdote, para que le acompañe en lo que parece que va a ser su último tiempo en la tierra.
En la novela Confesión asistimos a esta actualidad de espera al indulto o ajusticiamiento del marino, al mismo tiempo que se rememoran momentos del pasado en el que Fernando y Santiago eran dos muchachos como tantos otros, con sus juegos y sus amores.