Hay millones de usuarios de Facebook. Muchos son gente normal, que acceden cada día inconscientes de los inconvenientes y peligros que acechan en la famosa Red. La historia en Dile a Laura que la quiero tiene un poco de todos los perfiles de usuarios de Facebook, no precisamente los mejores: gente que insulta, trolls, seductores, odiadores, asesinos... y cuentas falsas.
La acción transcurre en Cádiz. Laura recibe una visita inesperada y termina, como otras víctimas del “asesino de la bolsa”, desnuda y asfixiada. El asesino no deja rastro alguno y también desaparece el móvil de la víctima, único indicio de una posible conexión personal entre víctima y asesino.
“El diario Moncayo de Aragón encarga a Diana Cantero el seguimiento de este asesinato, muy similar a un crimen cometido en Albarracín, en cuyo reportaje impresionó la brillante narración de la periodista.
En Cádiz, Diana Cantero pone en aprietos al inspector Marcos Unanua, destinado en la capital gaditana como Jefe de Homicidios, quien coordina la investigación del caso. La periodista dirige la atención de todos hacia Rubén Serra, experto informático y colaborador de la policía, pero involucrado en un antiguo expediente de violación y asesinato. Entonces, la trama se complica porque Rubén Serra es también víctima de una acción criminal...
En la vigorosa y fascinante narración, Ángel Arribas desvela algunas de las novedosas técnicas que utiliza la policía en la identificación y captura de criminales como el “asesino de la bolsa”. Su aplicación en la vida real permitió detener al asesino de Diana Quer.
