Un día de la posguerra española, la joven Margarita aparece en Camposines, pueblo imaginario de la España profunda con fama de inhóspito. Ella se ha casado con Don José, un hombre mayor y rico en cuyas tierras trabaja como jornalero Ponciano. Para su fortuna, la boda cambia la vida de la bella y arrogante forastera, pero arrastra también la de Ponciano hacia otros derroteros.

     En La larga espera, Fidel Vilanova –”un escritor de raza”, como destaca Ana Mª Matute– describe con trazo preciso y profundo la atmósfera vital de Camposines, donde se desenvuelven las peripecias confrontadas del jornalero y de Margarita, cuya presencia en el pueblo desata pasiones descontroladas en los hombres y la envidia de las mujeres, y las de sus respectivos hijos, Ponciano y Javier. Una mezcla de resentimiento y orgullo, impulsa a Margarita y a los dos Poncianos a preparar sus particulares venganzas. Ponciano hijo está decidido a cometer un asesinato:

«Lo había decidido ya, después de darle una y mil vueltas, siempre de noche, al abrigo del insomnio porque no es fácil matar a un hombre. Además de los motivos, siempre hay un motivo, es necesario tener coraje y sobre todo determinación para apretar el gatillo (...) Un segundo bastaba, era fácil hacerlo, lo difícil era seguir ahí, emboscado, aguantando el coraje y la espera».